viernes, 8 de mayo de 2009

REFLEXIONES EN TORNO A LA NARRACIÓN ORAL

EL VALOR SOCIAL DE LA PALABRA
EN LA NARRACIÓN ORAL
.[a]

Cuauhtémoc Rivera Godínez.[b]
A Alexis Benhumea Hernández.
Estudiante mexicano
asesinado en San Mateo Atenco,
México. Mayo 2006.

A Julián Andrés Hurtado Castillo.
Estudiante colombiano
asesinado en Cali,
Colombia. Octubre del 2006.
Con ambos estamos en deuda para narrar las historias que nos enseñaron.

Iniciemos con una interrogante; ¿Para qué La Palabra?.


La ciencia y la filosofía han dado cuenta de diversas teorías e interpretaciones que dan respuesta a esta pregunta. José Manuel de Prada Samper afirma en su trabajo El precio de un cuento que “nada mejor que un cuento para reflexionar sobre el arte de contar cuentos”. Nosotros, como narradores orales de Historias y Cuentos, pensamos que no hay nada mejor que una Historia o un Cuento para reflexionar sobre el valor social de las Historias y Cuentos.

En este sentido iniciaremos narrando aquí aquellas enseñanzas que dejaron los primeros habitantes de este continente en sus relatos orales y posteriormente plasmados en escritos.
Los Mayas Quichés dicen en el Popol Vuh;

“Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía. No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre.
Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento.
-- ¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.”

De acuerdo a este pasaje, la palabra aparece entre el silencio, la inmovilidad y la oscuridad, y la palabra es el puente entre dos sabios para conversar y ponerse de acuerdo. Este acuerdo llega cuando juntan “sus palabras y sus pensamientos”.
Entonces, la palabra da paso a la creación, a la vida. “¡Hágase así! dijo la palabra de los dioses y sabios, y surgió la tierra.
Más adelante agregan los Mayas Quichés:


“Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles [víboras], guardianes de los bejucos.
Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por el Creador y el Formador y los Progenitores:
-- Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno -- . Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes.
Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; sólo chillaban, cacareaban y gramaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente.
Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí : -- No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Esto no está bien --, dijeron entre sí los Progenitores.
Entonces se les dijo : -- Seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis.
Así, pues, hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores.”


De esta manera se puede advertir, que a los dioses les interesa que su creación haga uso del lenguaje, y cuando advierten que los animales no emiten palabras sino chillidos y graznidos, son destinados a vivir de manera silvestre. Los sabios – dioses deciden otorgar el poder del lenguaje y la palabra a los seres humanos, a diferencia de los animales.
Para los Mayas Quichés la creación de los humanos y su apropiación de la palabra recorrió varios intentos. En ese proceso los dioses – sabios buscaban no sólo que los humanos usaran la palabra, sino que además, ésta estuviera relacionada con otros elementos fundamentales del ser. Veamos:

“Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne [del hombre]. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la cara se le iba para un lado, tenía velada la vista, no podía ver hacia atrás. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener.”


Para estos dioses, y para los Mayas Quichés, la palabra debería estar relacionada con el entendimiento y con la fuerza del ser humano en su cuerpo para mantenerse en pie, así también la palabra impide tener velada la mirada y permite poder “mirar atrás”.
En el Popol Vuh se agrega:

“Y dijeron el Creador y el Formador: -- Bien se ve que no podían andar ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto, dijeron.
Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creación. Y en seguida dijeron: -- ¿Cómo haremos para perfeccionar, para que salgan bien nuestros adoradores, nuestros invocadores?-- Así dijeron cuando de nuevo consultaron entre sí.
-- Digámosles a Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú : ¡Probad suerte otra vez! ¡Probad a hacer la creación! -- Así dijeron entre sí el Creador y el Formador cuando hablaron a Ixpiyacoc e Ixmucané.
Entonces hablaron y dijeron la verdad : -- Buenos saldrán vuestros muñecos hechos de madera; hablarán y conversarán vuestros muñecos hechos de madera, hablarán y conversarán sobre la faz de la tierra.
-- ¡Así sea! -- contestaron, cuando hablaron.
Y al instante fueron hechos los muñecos labrados en madera. Se parecían al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superficie de la tierra.
Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los muñecos de palo; pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas.
Fue solamente un ensayo, un intento de hacer hombres. Hablaban al principio, pero su cara estaba enjuta; sus pies y sus manos no tenían consistencia; no tenían sangre, ni sustancia, ni humedad, ni gordura; sus mejillas estaban secas, secos sus pies y sus manos, y amarillas sus carnes. Por esta razón ya no pensaban en el Creador ni en el Formador, en los que les daban el ser y cuidaban de ellos.
Estos fueron los primeros hombres que en gran número existieron sobre la faz de la tierra.
En seguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos los muñecos de palo, recibieron la muerte.
Así fue la ruina de los hombres que habían sido creados y formados, de los hombres hechos para ser destruidos y aniquilados: a todos les fueron destrozadas las bocas y las caras.
Y dicen que la descendencia de aquellos son los monos que existen ahora en los bosques; éstos son la muestra de aquellos, porque sólo de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador.
Y por esta razón el mono se parece al hombre, es la muestra de una generación de hombres creados, de hombres formados que eran solamente muñecos y hechos solamente de madera.
He aquí, pues, el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que debía entrar en la carne del hombre. "


En la cosmovisión de nuestros antiguos, la palabra en el ser humano está ligada a la existencia del alma y al razonamiento, para caminar con rumbo. En este sentido, no es sufriente tener “hablar”, es necesario además, el habla desde el corazón y desde el conocimiento razonado, “el tener sangre”, consistencia en nuestros pies y en nuestras manos.

Y dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz: "Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar, y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra." Así dijeron.

Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y discutieron, y aquí reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que debía entrar en la carne del hombre.
Y así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el maíz [en la formación del hombre] por obra de los Progenitores.
A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera madre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.
Estos son los nombres de los primeros hombres que fueron creados y formados: el primer hombre fue Balam-Quitzé, el segundo Balam-Acab, el tercero Mahucutah y el cuarto Iqui-Balam.
Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron; hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas; eran hombres buenos y hermosos y su figura era figura de varón.
Fueron dotados de inteligencia; vieron y al punto se extendió su vista, alcanzaron a ver, alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Cuando miraban, al instante veían a su alrededor y contemplaban en torno a ellos la bóveda del cielo y la faz redonda de la tierra. Las cosas ocultas [por la distancia] las veían todas, sin tener primero que moverse; en seguida veían el mundo y asimismo desde el lugar donde estaban lo veían.
Grande era su sabiduría; su vista llegaba hasta los bosques, las rocas, los lagos, los mares, las montañas y los valles. En verdad eran hombres admirables Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam.
Entonces les preguntaron el Creador y el Formador : -- ¿Que pensáis de vuestro estado? ¿No miráis. ¿No oís? ¿No son buenos vuestro lenguaje y vuestra manera de andar? ¡Mirad, pues! ¡Contemplad el mundo, ved si aparecen las montañas y los valles! ¡Probad, pues, a ver!, les dijeron.
Y en seguida acabaron de ver cuanto había en el mundo. Luego dieron las gracias al Creador y al Formador : -- ¡En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos; sentimos perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está cerca. Vemos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por habernos creado, ¡oh Creador y Formador!, por habernos dado el ser, ¡oh abuela nuestra! ¡Oh nuestro abuelo!, dijeron dando las gracias por su creación y formación.
Acabaron de conocerlo todo y examinaron los cuatro rincones y los cuatro puntos de la bóveda del cielo y de la faz de la tierra.
Así fueron creados y formados nuestros abuelos, nuestros padres, por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra.

Desde nuestros orígenes, divinos o terrenales, la palabra siempre nos ha acompañado, para crear puentes, para acercarnos, para agradecernos, enseñarnos, amarnos, en fin para el desarrollo de los seres humanos y de las sociedades.

El valor social de la palabra hablada es pues, dar vida, dialogar, escuchar, entendernos para dar paso a lo nuevo, desde el alma, desde el conocimiento.
Para nosotros el valor social de la palabra oral radica en la creación, utilización y desarrollo de ella para la construcción del YO y de su historia diaria, cotidiana, para encontrar y transmitir su pasado, su presente y su porvenir, y al mismo tiempo para la construcción del NOSOTROS, de nuestras identidades y diferencias, de nuestros pasados y presentes, de nuestros acuerdos y desacuerdos. La palabra oral para reconstruirnos en nuestras historias, nuestras emociones y las historias de nuestras emociones.

Nos interesa detenernos un momento en lo que hemos anotado como “la creación de palabras”. Sin lugar a dudas la elaboración de estas está cargada de conceptos y visiones, ya sean científicas, religiosas, ideológicas, políticas o culturales. Permítanos referirnos a dos ejemplos.

El primero se refiere a la llegada de los españoles a este continente. Cuando esto sucede, ellos denominan a los habitantes y dueños originarios de estas tierras con la palabra “indio”, que como todos sabemos fue incorrecto, erróneo. Una palabra surgida de la total ignorancia, ya que aquí nunca existieron “indios”, hubo Nahuas, Mayas, Olmecas, Mexicas y decenas de culturas, pero nunca indios. La palabra “indio” nace, se crea, con la llegada de los españoles a este continente.

Y después de la invasión de 1521 esta palabra fue usada para designar a los originarios como seres sin conciencia y sin razonamiento por el hecho de no profesar la religión del invasor, es decir, una palabra cargada de satanización, racismo y etnocentrismo.

Miguel León-Portilla en su libro El destino de la palabra. De la oralidad y los códigos mesoamericanos a la escritura alfabética anota;

“Del destino de la palabra … se preocuparon muchos consumada la invasión del Anahuac. Unos quisieron erradicarla, hacer que no quedara vestigio de ella. Los cantares debían silenciarse y los viejos libros con pinturas y caracteres reducirse a cenizas. Por ser inspiración del Demonio, tal debía ser su destino.
Otros, de estirpe indígena, siguieron entonando sus cantos pero a escondidas…”


El mismo León-Portilla nos señala que Álvaro Tezozomoc, uno de los historiadores nativos escribe en su obra Crónica mexicáyotl:

“Eran nuestros abuelos, nuestras abuelas, nuestros bisabuelos, nuestras bisabuelas, nuestros tatarabuelos, nuestros antepasados.
Se repitió como un discurso su relato, nos lo dejaron y vinieron a legarlo a quienes ahora vivimos, a los que salimos de ellos. Nunca se perderá, nunca se olvidará lo que vinieron a hacer… jamás se perderá, jamás se olvidará, siempre lo guardaremos nosotros, hijos de ellos. Nietos, hermanos menores, tataranietos, biznietos, descendientes, su sangre, su color, lo vamos a decir, a comunicar a quienes habrán de vivir, habrán de nacer, los hijos de los mexicas, los hijos de los tenochcas.”

El segundo ejemplo que queremos anotar en cuanto a la invención y uso social de las palabras es expresado en la historia La palabra rendirse, del Sub Comandante Insurgente Marcos del EZLN. Ahí se narra:

“En el Comité estuvimos discutiendo toda la tarde. Buscamos la palabra en lengua para decir "RENDIR" y no la encontramos. No tiene traducción en tzotzil ni en tzeltal, nadie recuerda que esa palabra exista en tojolabal o en chol. Llevan horas buscando equivalentes. Afuera llueve y una nube compañera viene a recostarse con nosotros. El viejo Antonio espera a que todos se vayan quedando callados y sólo quede el múltiple tambor de la lluvia sobre el techo de lámina. En silencio se me acerca el viejo Antonio, tosiendo la tuberculosis, y me dice al oído: "Esa palabra no existe en lengua verdadera, por eso los nuestros nunca se rinden y mejor se mueren, porque nuestros muertos mandan que las palabras que no andan no se vivan". Después se va hacia el fogón para espantar el miedo y el frío. Se lo cuento a Ana María, ella me mira con ternura y me recuerda que el viejo Antonio ya está muerto...
La incertidumbre de las últimas horas de diciembre pasado se repite. Hace frío, las guardias se relevan con una contraseña que es un murmullo. Lluvia y lodo apagan todo, los humanos murmuran y el agua grita. Alguien pide un cigarrillo y el fósforo encendido ilumina la cara de la combatiente que está en la posta... un instante solamente... pero se alcanza a ver que sonríe... Llega alguien con la gorra y el fusil chorreando agua. "Hay café", informa. El Comité, como es costumbre en estas tierras, hace una votación para ver si toman café o siguen buscando el equivalente de "RENDIRSE" en lengua verdadera. Por unanimidad gana el café. NADIE SE RINDE...
¿Nos quedaremos solos?”


En esta historia se expresan varios puntos: en la lengua de los indígenas chiapanecos no existe la palabra RENDIRSE, por eso ellos NO VIVEN ESA PALABRA. Además, se señala que sus muertos mandan, es decir sus antepasados, (recuérdese la reciente anotación de Álvaro Tezozomoc; “nuestros abuelos y tatarabuelos”) su historia, MANDA QUE NO SE VIVA ALGO QUE NO ANDA, QUE NO CAMINA, QUE NO HACE AVANZAR.

Esto nos recuerda aquel discurso atribuido a Cuauhtémoc, el Jefe Guerrero que encabezó la resistencia Mexica Tenochca en contra del invasor español y que según la tradición oral (ahora ya escrita) dijo ante su pueblo:

“Nuestro sol se ocultó… pero muy pronto volverá…los padres y las madres que nunca olviden conducir a sus jóvenes y enseñarles a sus hijos mientras vivan como fue nacido hasta ahora nuestra amada Anahuac… ahora nosotros ordenaremos a nuestros hijos que no olviden informar a sus hijos, como buena sea, como se levantará y como bien alcanzará fuerza y como bien realizará su destino está, nuestra amada madre tierra Anahuac... ahora nos toca resistir, resistir con bravura, corazón y coraje”


Parece ser que esta es la herencia de los pueblos; resistir, que les viene de siglos. Hagamos cuentas; de 1521 al 2006.

Juan Goytisolo, al recibir el Premio Juan Rulfo en el 2004, en su discurso titulado Fe de Erratas, expresó, entre otras cosas, lo siguiente:

“ (Hoy) Nadie ni nada está a salvo de la barbarie. La mundialización económica y tecnológica del planeta repercuten en todos los niveles de nuestra existencia. Ventajas condignas a la libre circulación de capitales y bienes, pero no de personas. Y, junto a eso, producto de eso, repliegues identitarios de quienes se sienten amenazados por ella; radicalización de los particularismos, migraciones al mundo económicamente desarrollado; tráfico mafioso de seres humanos; rivalidades étnicas y tribales fomentadas por los fabricantes de armas; corrupción, rapiña de bienes públicos y operaciones financieras inconfesables a la sombra de deliciosos paraísos fiscales y en las zonas de fractura brutal entre el Primer Mundo y el llamado engañosamente en vías de desarrollo: estrecho de Gibraltar, Tijuana, Río Grande, Pantelaria, Fuerteventura, costas caribeñas, mediterráneas y adriáticas...

Estamos atrapados entre la estupidez por receta médica y la brutalidad del mundo.”

Y Goytisolo agrega:

"Pesimismo, sí, pero lucidez. Lucidez fruto del pesimismo. ¿Se puede calar en la novela póstuma de Tolstói y contemplar con los brazos cruzados cuanto acaece en el Cáucaso? ¿Recorrer la trama de El corazón de las tinieblas y asistir sin pestañear a la reiteración de matanzas y expolios en el ámbito donde se sitúa el libro? ¿Leer a Edward Said y pasar la página del periódico con la crónica diaria de la humillación y sufrimiento de los palestinos? Hoy no podemos ya alegar ignorancia: la información instantánea a través de la Red y los canales televisivos de atentados terroristas, bombardeos ciegos, brutalidades y abusos de quienes se creen investidos de un "destino manifiesto" y nos arrastran a la espiral de violencia engendrada por su arrogancia, penetran en nuestros hogares como un producto de consumo más, en el mismo paquete que las emisiones destinadas a embrutecer aún, si cabe, al público que zapea con el mando a distancia: publicidad machacona que rebaja al ciudadano a una subespecie de yonqui y, como señaló William Burroughs, en vez de venderle la mercancía a él, lo vende, a él a la mercancía; muerte en directo, degüello de rehenes transmitido en tiempo real, planos de cadáveres muy poco exquisitos, niños y madres destrozados por bombas, desplome espectacular de rascacielos y de cuerpos lanzados al vacío, todas las crueldades y crímenes de nuestros semejantes difundidos y trivializados.

Esta dura lección sobre lo que fuimos, somos y verosímilmente seremos está a la vista de todos. ¿Reaccionaremos frente a ella? En términos generales, no. Por principio, sólo mueren los otros. Contemplamos los toros, la tortura "artística" de las reses, desde la comodidad de la barrera y no desde la arena misma.”


Y el gran Goytisolo se pregunta (al tiempo de preguntarnos):

"¿Cabe un resquicio entre ambos? Tal vez sí, me digo, pero minúsculo. Y a continuación me corrijo: basta una hendidura en el muro para que se cuele un rayo de luz e ilumine el magma confuso que nos envisca y degrada. Un libro de poemas, una obra musical, un simple artículo de periódico, pueden abrirnos los ojos e introducir una emoción, un razonamiento esclarecedor en nuestra amenazada existencia de ciudadanos."
Y entonces aquí yo me atrevo a agregar entre los rayos de luz a una historia bien contada y a un cuento bien narrado, ambos emergiendo del fondo de nuestra alma y de nuestro corazón.

En su interesante trabajo ¿A dónde irás, narración oral? el colombiano Germán Jaramillo nos interroga con astucia y sapiencia:

“¿Será que la narración oral está jugando a preservar el valor social que tiene la palabra hablada para contribuir de esa manera con el sostenimiento de la memoria colectiva como materia prima para alimentar la manufactura de la historia?¿O estará jugando la narración oral a recuperar un espacio de identidad que nos permita mantener el hilo de la conversación conectado con nuestras circunstancias pasada, como un ejercicio para replantear el presente y presentir el futuro?."
Por mi parte yo contesto afirmativamente, y coincido con él cuando afirma que el valor social de la palabra hablada es “la utilidad que tiene (ésta) para interactuar y producir acuerdos de desarrollo entre personas”.

Juan Goytisolo afirma que “la cultura no impide los atropellos del poder político y económico ni su impulso rapaz de apropiarse de las riquezas naturales del mundo e hipotecar su ya precario futuro. Tampoco evitará las migraciones masivas de quienes huyen del hambre ni el hambre misma. Con todo, como dijo bellamente Artaud en una frase que no me canso de repetir, el verdadero reto del creador será el de "extraer de la cultura una fuerza idéntica a la del hambre". Tal ha sido la lección de algunos grandes novelistas, poetas, intelectuales y artistas del pasado siglo. La energía contagiosa, subversiva, de quien se mantiene fiel a su conciencia crítica y, en virtud de ello, no se deja sobornar por el éxito ni cede a la vanagloria de una inmortalidad programada.”

Pienso que bien caben estas palabras para los narradores de historias y cuentos.

Están aún por definirse los caminos para recuperar el valor social de la palabra oral y derrotar el uso de la palabra hablada como forma de control político. Pensamos que entre los diversos requisitos que se deben cubrir están el de hacer de la narración oral y del narrador un medio de creación y reconstrucción del YO y del NOSOTROS, es decir, acompañantes en la recuperación y reconstrucción de las historias, conocimientos y emociones del individuo y de las sociedades. Una reconstrucción libre de sistemas de control, de discriminaciones, prejuicios y políticas de fomento de miedos, y perneada de la herencia de nuestros tatarabuelos, abuelos, padres y tíos, de SUS y NUESTROS amores, desamores, fantasías, ilusiones y utopías.

No es mi interés repetir la vieja discusión del compromiso social del artista con la realidad en que vive él y sus sociedades. Estoy lejos de afirmar que solamente es valiosa la narración oral que se marca explícitamente la revalorización social de la palabra oral. He escuchado decenas y decenas de narraciones que no tienen ese objetivo y son realmente hermosas y envidiables.

Existe una historia mexicana del sub Comandante Insurgente Marcos titulada La Historia de los Colores. En ella se dice en su parte final:

“ Y ya luego se cansaron los dioses y se fueron a dormir otra vez. Puro dormir querían estos dioses que no eran los primeros, los que nacieron el mundo.

Y entonces, para no olvidarse de los colores y no se fueran a perder, buscaron modo de guardarlo. Y se estaban pensando en su corazón cómo hacer cuando la vieron a la guacamaya y entonces la agarraron y le empezaron a poner encima todos los colores y le alargaron las plumas para que cupieran todos.

Y así fue como la guacamaya se agarró color y ahí lo anda paseando, por si a los hombres y mujeres se les olvida que muchos son los colores y los pensamientos, y que el mundo será alegre si todos los colores y todos los pensamientos tienen su lugar”

Entonces pues, así es también en la narración oral. En ella hay muchos colores y pensamientos y seguramente será más alegre si todas las formas de narrar y todos los colores y pensamientos tienen su lugar.


Coyoacán, México, Distrito Federal, jueves 28 de septiembre del 2006.


[a] Ponencia presentada en el 9° Seminario – Taller Internacional de Oralidad, dentro de las actividades del X Encuentro Internacional de Cuenteros, UniCuento. 4 de octubre del 2006. Universidad de Santiago de Cali. Cali, Colombia. Agradezco a María de la Luz Arroyo Pineda, Celia Rivera Arroyo y Cuauhtémoc Rivera Arroyo sus cometarios a este documento.
[b] Narrador de Historias y Cuentos. Director de IMAGINA, Compañía de Historias, Cuentos, Música y Canto. Sociólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México.

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